Yadubara das conoció a Srila Prabhupada en diciembre de 1970, en Surat, India. Estaba haciendo su maestría en fotografía sobre el tema de los orígenes de la conciencia de Krishna en la India. Yadubara prabhu había venido con varias cámaras y muy pronto Su Divina Gracia le permitió acompañar al grupo de viaje durante 2 meses. Desde el principio, Yadubara se sintió inmensamente privilegiado de tomar fotos de Prabhupada a pesar de que era considerado un forastero. Pero poco a poco se sintió devoto y terminó quedándose en la India durante dos años y medio, recibiendo la iniciación en Calcuta en 1971.
Desde entonces, Yadubara das sirvió con su esposa Visakha devi en diferentes proyectos para ayudar a Srila Prabhupada a establecer la conciencia de Krishna en la India, especialmente en el Templo de la Tierra Juhu Hare Krishna. Luego fue llamado de regreso a Estados Unidos por Karandhar das para producir el primer documental sobre ISKCON llamado "THE HARE KRISHNA PEOPLE". Su Divina Gracia aprobó esta idea y la pagó con el fondo BBT. La película fue producida en 1974 y Prabhupada le pidió a Yadubara que produjera más películas y las convirtiera en las más populares. A lo largo de los años, él y Visakha produjeron 4 películas que Prabhupada vio personalmente y 4 películas más después de su partida, una de las cuales fue "Your Ever Well Wisher".
En 1976, Yadubara das y Visakha devi estaban con Srila Prabhupada en Washington DC. Allí, Su Divina Gracia mencionó que le gustaba la arquitectura del edificio del Capitolio. En ese momento ya había habido muchas discusiones sobre el proyecto de Mayapur y Prabhupada les pidió que tomaran fotografías del Capitolio como referencia. Más tarde ese día, fueron y tomaron fotos tanto del exterior como del interior del famoso monumento. Yadubara Prabhu le dio las fotos a Srila Prabhupada y se inspiró para construir el Sri Caitanya Chandrodaya Mandir después de esta impresionante pieza de arquitectura. Una mañana en medio de Mangal Arati, Hari Sauri prabhu llamó a Yadubara das y Visakha devi a la habitación de Srila Prabhupada. Sin saber qué esperar, entraron, y las primeras palabras que escaparon de los labios de Sus Divinas Gracias fueron: "Créame, de mí no fueron a la luna".